domingo, 25 de enero de 2009

LÁGRIMAS DE IRA.


Los terribles sucesos que han acontecido en Gaza estas tres últimas semanas han acaparado las cabeceras de los noticiarios, han copado las portadas de los periódicos, han inundado nuestras retinas con imágenes de muerte y destrucción y nuestros ojos con lágrimas de ira.
Tres semanas en las que han muerto más de mil seres humanos, miles más han sido heridos y quien sabe cuantos más yacen entre las ruinas de sus hogares, de sus escuelas y sus mezquitas. Víctimas de la codicia y el ansia de poder de las élites sionistas, responsables de la genocida y desproporcionada represalia israelí, cobarde por su magnitud y ruin por castigar a un pueblo, el Palestino, sometido y sitiado desde hace 60 años.
Porque la sin razón y la criminal conducta del gobierno israelí no puede quedar impune; porque sus crímenes deben ser juzgados y castigados. Porque Palestina tiene derecho a vivir. Un derecho pagado con sangre, la de miles de familias obligadas a huir en busca de un futuro; de las que se quedaron, y lucharon, y murieron. Unas veces, las menos, luchando por su derecho a vivir, a sobrevivir. Otras, demasiadas ya, víctimas de la terrible y despiadada maquinaria militar hebrea.
Israel alega legítima defensa, pero, ¿qué legitimidad hay en el bombardeo masivo e indiscriminado de hospitales? ¿Qué legitimidad hay en la destrucción de campos de cultivo, de hogares, mezquitas o escuelas?. ¡NO EXISTE TAL LEGITIMIDAD!. ¡NUNCA LA HABRÁ!.
En una terrible ironía de la historia, las víctimas se han convertido en verdugos, reproduciendo la Solución Final de los nazis en políticas contra el pueblo palestino, sometido y entregado a los designios de Tel Aviv.
Gaza, y el resto de territorios ocupados, están sitiados. Cercados por el muro de la vergüenza, eliminados fríamente por negros pájaros de muerte suministrados por los valedores del Estado judío.
En la franja de Gaza se está llevando a cabo un genocidio con la colaboración, el consentimiento necesario y el silencio cómplice de EEUU y todos aquellos gobiernos que siguen callando y mirando hacia otro lado. Y no podemos tolerarlo. ¡NO PODEMOS!.
Las armas han callado. Es hora de que el silencio sea sustituido por un grito, alto y claro: ¡PAZ!. Una paz justa y honorable, que permita que el pueblo palestino no desaparezca en el olvido, en el oscuro rincón de la historia reservado para los indefensos y humildes. Una paz que suponga la creación real de un verdadero Estado Soberano palestino, que no dependa de subvenciones externas para su viabilidad futura; el cumplimiento de las resoluciones de la ONU por parte del Estado de Israel y el respeto del Derecho Internacional.
Por ello abogamos por:

El levantamiento del bloqueo y la apertura de los pasos fronterizos.

El cumplimiento de las resoluciones de la ONU sobre el fin de la ocupación, la vuelta a las fronteras anteriores a 1967 y el retorno de los refugiados.

Que se construya un escenario de paz, legitimado por el sometimiento ante la justicia de los responsables de las atrocidades sufridas por el pueblo Palestino.

Hacemos un llamamiento a toda la ciudadanía salmantina a no olvidar a las víctimas inocentes de éste genocidio, y exigir a sus responsables políticos que actúen decididamente de una vez por todas para acabar con una de las lacras de nuestro tiempo.

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