miércoles, 1 de abril de 2009

POR EL DERECHO DE LAS MUJERES A DECIDIR.


UN DERECHO DE LA MUJER......
Mientras que sectores de la Iglesia Católica más radical y casposa se movilizan en contra de la futura reforma de la ley del aborto, desde Juventudes Socialistas de Salamanca consideramos que la iglesia no sólo no está a favor de la vida, sino q se opone a la dignidad de las mujeres y de su derecho a decidir por sí mismas sobre su propia maternidad.
No podemos creer que estén a favor de la vida los mismos que se niegan a la puesta en marcha de campañas de prevención de los embarazos no deseados, y que se oponen y critican con palabras muy gruesas la investigación con células madre.
No creemos que estén preocupados por los derechos, y por la estabilidad física y mental de las mujeres, aquellos que se empeñan en negar su derecho a decidir, aquellos que quieren que las mujeres que interrumpen voluntariamente su embarazo puedan ser castigadas con la cárcel. Los mismos que ponen mala cara ante el milagro que significa el nacimiento de un niño sano capaz de salvar la vida de su propio hermano.
La iglesia presenta una enorme hipocresía, que nos demuestra que, por mucho que estemos rozando la segunda década del siglo XXI, todavía hoy la gran batalla por ganar es que toda la sociedad conozca, comprenda y respete los derechos de la mujer: entre ellos el derecho a decidir por ellas mismas sobre su vida, sobre su empleo, y sobre su maternidad.
Por ello, desde Juventudes Socialistas de Salamanca vamos a animar a todos nuestros militantes y a los jóvenes en general a que defiendan los derechos de la mujer ante los posicionamientos de una derecha, política y social, anclada en un machismo antropológico que les ha impedido estar a favor de cualquier medida encaminada hacia la igualdad.
En realidad, se niegan a que se ponga en marcha una legislación que reconozca de manera definitiva y sin condicionamientos el derecho de las mujeres a decidir sobre su propia maternidad, como en su momento se opusieron a la aprobación del matrimonio entre personas del mismo sexo, o pusieron pegas a la ley de igualdad. Se oponen a cualquier ampliación de los derechos individuales, y se lanzan a la calle con el único objeto de frenar o incluso impedir estos avances, e intentar imponer sus propias ideas, y su propia moral.
Una imposición que no vamos a consentir, porque estamos convencido de que no se puede ni se debe recortar los derechos de las mujeres y jugar con su salud y con su integridad física y mental. Volver al pasado, cuando miles de mujeres, especialmente a aquellas que disponían de menos recursos, se encontraban desamparadas y se veían obligadas a recurrir a intervenciones ilegales que ponían en serio peligro su vida.
Si estas organizaciones estuvieran sinceramente preocupadas por la defensa de la vida, y por la salud física y mental de las mujeres, apoyarían la puesta en marcha de una buena legislación del aborto que estuviera acompañada de estrategias de salud sexual y reproductiva, y reivindicarían su implantación en todos los centros escolares, tanto públicos, como concertados y privados.